La respuesta de la UE, EE. UU., Rusia y China al 11J muestra posturas firmes y márgenes estrechos para alterar la política exterior
Las protestas del 11 al 17 de julio de 2021 en Cuba (conocidas como 11J) activaron respuestas de la UE, EE.UU., Rusia y China. A día de hoy persiste la duda: ¿una acción gubernamental condenable incide en su relación con otros Estados o las agendas previas la contienen?
Los comunicados oficiales emitidos por estos actores tras el 11J y las decisiones adoptadas entre 2020 y 2025 permiten medir la distancia —o la coherencia— entre discurso y práctica. La diplomacia estatal no solo negocia: también proyecta relatos hacia ciudadanías y diásporas a través de sus instituciones.
Unión Europea: condenar, condicionar y mantener el puente
Qué dijo ante los sucesos del 11J: El Parlamento Europeo pide fin de la represión, libertad para presos políticos y garantías procesales; recuerda que el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) puede suspenderse por violaciones de derechos humanos. En 2022, la UE reitera su “profunda preocupación” por penas desproporcionadas —incluidos menores— y por juicios sin estándares de transparencia; ofrece apoyar un diálogo interno bajo el ADPC.
¿Qué hizo en materia de política exterior (2020–2025)? Mantuvo cooperación condicionada: programas en agricultura, energía, modernización y salud; distribución de fondos con foco en medio ambiente, necesidades sociales, prosperidad y paz; Erasmus+, MIPYMES y municipios sostenibles. A la vez, sostiene la posibilidad de activar cláusulas y sancionar responsables. Resultado: firmeza normativa con puentes abiertos.
Estados Unidos: derechos como marco y presión calibrada
Qué dijo ante los sucesos del 11J: La Casa Blanca elogia el “valor” de quienes protestan, pide al gobierno escuchar y anuncia sanciones a mandos implicados en la represión. Resalta el trabajo con la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Organización de Naciones Unidas (ONU) para condenas coordinadas y el objetivo de sostener la conectividad frente a apagones de red. Revisa remesas para que lleguen directo a la población.
¿Qué hizo en materia de política exterior (2020–2025)? Sostuvo un esquema restrictivo heredado de 2019 (activación del Título III de Helms-Burton, embargo, límites a viajes/remesas), con ajustes: reanudar vuelos a provincias, ampliar de forma limitada remesas y abrir vías migratorias como el Parole Humanitario 2023. El 11J refuerza el eje de derechos y legitima la continuidad de sanciones selectivas y controles.
Rusia: soberanía y alianza estratégica
Qué dijo ante los sucesos del 11J. Moscú acusa a Washington de aplicar el “algoritmo” de las revoluciones de color: sancionar, agravar la crisis social y responsabilizar luego al gobierno. Denuncia injerencia y recuerda el rechazo al embargo en la ONU. Reafirma los “lazos históricos” y el apoyo a la soberanía cubana.
¿Qué hizo en materia de política exterior (2020–2025)? Mantiene diálogo de alto nivel y cooperación en energía e infraestructura dentro del Plan de Desarrollo hasta 2030. La guerra en Ucrania limita el músculo financiero, pero no el respaldo político. Cuba y Rusia se alinean en foros internacionales.
China: silencio táctico y cooperación
Qué dijo ante los sucesos del 11J. Pekín evita pronunciarse específicamente sobre el 11J; no hay evidencia de un comunicado que mencione de forma directa las protestas. A la vez, Xi Jinping reitera apoyo a la soberanía cubana y rechazo a sanciones. Mensaje: no injerencia y sostener el vínculo bilateral.
¿Qué hizo en materia de política exterior (2020–2025)? Profundiza la cooperación bajo la Franja y la Ruta (plan de alineación en 2021), con proyectos en infraestructura, comercio, finanzas y cultura; renueva en 2021 el memorando de salud, dona insumos durante la pandemia y, en 2024, acuerda apoyo alimentario y parques fotovoltaicos. Refuerza biotecnología, salud y energías renovables sin entrar en la disputa interna.
En resumen
Las posturas de UE, EE.UU., Rusia y China tras el 11J encajan con lo que hicieron entre 2020 y 2025. La retórica no quedó suelta: EE.UU. sanciona, Rusia y China cooperan y respaldan la soberanía, la UE condiciona y mantiene puentes. Palabras y hechos van en la misma dirección.
El 11J no movió las placas de la política exterior. Cada actor absorbió el estallido en su marco previo y siguió su guion: derechos y condicionalidad en Occidente; respaldo y cooperación en Oriente. No hubo giros sustantivos ni medidas inéditas por las protestas.
Más que cambiar estrategias, el 11J confirmó prioridades. La relación con La Habana se gestiona según intereses ya establecidos y ante audiencias propias.
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